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RTVV muere matando

Finalmente ha caído. No ha muerto, la han matado. Pero, sí,  RTVV ha muerto matando. Lo ha hecho porque ha demostrado que puede ser un medio de comunicación público, de calidad, plural y sin manipulaciones. Como bien se ha dicho a lo largo de la noche, RTVV no se funde a negro sino que son los políticos que han tomado tan macabra decisión los que se han ido a negro. 

Durante todo el tiempo que se supo que el gobierno de Alberto Fabra, un presidente no electo por los valencianos, tomó la decisión de cerrar unilateralmente RTVV, he tratado de dar mi opinión al respecto en redes sociales. No quería ni quiero que se cierre el único medio de comunicación que tenemos en el País Valencià en valenciano. No lo quiero por esto que acabo de decir, porque forma parte de nuestra cultura, forma parte de nuestro sentimiento como pueblo. 

Tampoco quería ni quiero que la cierren no por aquellos trabajadores que callaron durante años y años y que contribuyeron a la manipulación de RTVV. En concreto, no quiero que la cierren por muchos trabajadores que NO callaron, que decidieron no hacerlo y asumir las consecuencias. Como yo. No quiero que la cierren porque hay buenos profesionales que fueron silenciados, que denunciaron en numerosas ocasiones lo que estaba ocurriendo en RTVV. 

La decisión que ha tomado Alberto Fabra es un suicidio para él y para su partido, pero también para el País Valencià en términos económicos. Yo le diría a este señor que si se quiere suicidar, que lo haga él sólo, pero que no nos lleve con él. Lo tenía muy fácil: acatar la sentencia judicial que obligaba a readmitir a los trabajadores afectados por el ERE, negociar con el Comité de Empresa una salida viable (que la hay) y empezar a hacer las cosas bien, es decir, que RTVV fuera pública, en valenciano, plural, sin mordazas, sin manipulación, sin censura.  

Con esta decisión, Alberto Fabra no es consciente que ha matado un sector, el audiovisual, que ya lo estaba pasando muy mal por la crisis. Se escuda en que no puede mantener una televisión y una radio públicas por motivos económicos cuando él ha aumentado el número de asesores, sigue manteniendo un aeropuerto sin aviones, seguimos pagando el sobrecoste de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, seguimos esperando responsabilidades por los casos de corrupción en los que se ha robado mucho, mucho dinero, seguimos pagando los desmanes de la Fórmula 1 y seguimos aguantando que se gasten el dinero en chorradas y tonterías. Y, efectivamente, Alberto Fabra sabe que miente cuando dice que cerrando Canal 9 y Ràdio 9 podrá mantener la Sanidad y la Educación, puesto que también se lo están cargando con las privatizaciones y con los recortes. 

Nunca creí que volvería a ver la imagen de unos policías entrando en una televisión pública. Lo he visto cientos de veces con el 23F y ayer lo volví a ver. Y ha sucedido en mi tierra. Por mucho que el PP valenciano intente justificar lo injustificable, lo que está claro es que la democracia no existe desde hace tiempo en el País Valencià.

La RTVV que yo he conocido

Esta vez no voy a hablar de mis aventuras en México ni de lo que significa ser emigrante. Hoy tengo ganas de escribir sobre Canal 9 y RTVV. Si no lo sabéis, el gobierno valenciano del PP decidió el martes 5 de noviembre de 2013 cerrar este medio de comunicación. Se trata de un momento difícil de digerir teniendo en cuenta que trabajé allí 8 años y me formé profesionalmente al lado de grandes compañeros, excelentes trabajadores y profesionales que me enseñaron cómo afrontar un momento tan excitante como ponerse delante de una cámara en un directo, cómo leer una noticia con una entonación correcta y creíble o darme la oportunidad de hacer retransmisiones deportivas.

A mí no me tocó el cruel ERE que afectó a más de mil trabajadores de RTVV, puesto que a mí me echaron antes en un movimiento también muy oscuro, sin argumentos profesionales. Un día me dijeron: "Toni, queremos que sigas pero la empresa cree que sobras porque eres un número y no eres de los suyos". Tras 8 años me quedé sin reacción y sin palabras. Desde ese momento he tratado de construir un futuro.

Independientemente de mi situación personal, la decisión de cerrar RTVV es un golpe a la democracia. Pero lo más duro y lo más triste es cómo se ha hecho. Para alguien como yo que ha trabajado allí y ha visto lo que sucedía, no me sorprende hablar de manipulación, de mala gestión, de saqueo de dinero, de decisiones políticas que nada tenían que ver con una televisión pública. Para el PP valenciano la excusa de cerrar RTVV es económica porque no es viable, pero no explica por qué tiene el déficit que arrastra (más de 1.000 millones de euros).

¿Será capaz algún dirigente del PP de dar la cara y decir que el déficit se produjo por dar mucho dinero a los clubs de fútbol, por robar en la visita del Papa o por contratar programas de televisión carísimos a productoras amigas? ¿Cuál ha sido el resultado? Ninguno de los responsables está enjuiciado en la cárcel, mientras que más de 1.500 personas se quedan sin trabajo y la sociedad valenciana dejará de tener un medio de comunicación en lengua propia, en valenciano.

Este sistema no puede funcionar cuando los culpables están en la calle y las víctimas siempre somos los de siempre. Como periodista estoy muy triste porque la desaparición de un medio de comunicación es un síntoma de debilidad de nuestra democracia. Como periodista estoy triste porque nuestra profesión cada vez está más tocada. Como periodista estoy triste porque no he podido hacer más por evitar el cierre. Como periodista estoy triste porque he visto a compañeros callar en momentos que se tenía que hablar. Sin embargo nadie me quitará la ilusión de poder tener algún día una televisión pública, de calidad y en valenciano.

El descalabro de RTVV es un ejemplo de la situación que vive el País Valencià, expoliado por un partido, el PP, que ha permitido que no solo se cierre un medio de comunicación básico y fundamental para la sociedad valenciana, sino que también ha dejado caer el sistema financiero valenciano, ha permitido que pudiera venir cualquiera a robar, ha permitido que unos pocos se enriquecieran a nuestra costa y ha consentido el despilfarro en grandes eventos y chorradas varias.

Sin embargo, por mucho que señores como el Vicepresidente del Gobierno Valenciano, José Ciscar, digan que se cierra porque era insostenible y es necesario mantener la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales, nadie los va a creer. Precisamente también se están cargando la Sanidad, la Educación y los Servicios Sociales y siguen despilfarrando. Que me explique el señor Císcar cómo se sostiene que cierren RTVV mientras mantienen un aeropuerto sin aviones, mientras han pagado al señor Ecclestone hasta el último céntimo para celebrar la F1 en Valencia, mientras el señor Alberto Fabra, presidente de la Generalitat, sigue aumentando su número de asesores o mientras algunos siguen cobrando sueldos altísimos por no hacer nada.

Escribo estas palabras horas antes de que Fabra comparezca para explicar por qué ha tomado la decisión de cerrar RTVV. Es curioso, un señor que no se presentó como candidato a las elecciones, que no sabe hablar en valenciano y que la lengua le importa lo mismo que a mí la física cuántica. Sin embargo, hoy digo que pronto volverá la RTVV, pero la que queremos, la buena, hecha por buenos profesionales, independiente del poder político y de calidad.