El funk me inspiró para estar ahora delante del ordenador y escribir estas palabras. Ya he dicho muchas veces que la música es mi aliada para desahogarme, para ver las cosas de otra manera o, simplemente, para pensar que no estoy perdiendo el tiempo en México. Por ejemplo, mientras escucho a un grupo que se llama Funkadelic, desdramatizo todo lo que me ha pasado en las últimas semanas y llego a la conclusión de que no es para tanto, que siempre hay que tratar de tener una sonrisa en la cara y seguir hacia adelante.
Tras más de 8 meses en México puedo decir que todavía no he solucionado mis papeles. Es una situación bastante incómoda puesto que sin papeles no eres nadie. De momento no he encontrado ninguna vía para tenerlos, pero sigo empeñado en conseguirlo. El problema es que para tramitar tus papeles necesitas una oferta de trabajo, pero muchas empresas ya quieren que tú tengas los papeles. De hecho estoy trabajando en una empresa, pero ésta no me lo está solucionando (siempre tienen alguna excusa), así que busco alternativas que, de momento, no he encontrado.
He de reconocer que los papeles es un problema que me quita el sueño. El bálsamo es hacer cosas para olvidarlo, aunque sea por un corto período de tiempo. Por ejemplo, ya he empezado a entrenar con fuerza para el Maratón de Berlín y la cosa va bien. Es curioso, desde que estoy en el DF me sobrecargo menos. Ahora, con la época de lluvias, creo que iré todavía mejor puesto que la respiración será diferente. Siempre he dicho que correr con lluvia es una de las mejores sensaciones de un runner, al menos para mí porque me siento totalmente libre. Todavía no han llegado las lluvias, pero ya me han dicho que cuando llueve, llueve de verdad.
Participar en una carrera en Ciudad de México no es diferente a correr en Valencia. Sí que es cierto que antes de que den la salida, he visto a mucha gente con su móvil haciendo fotos. Y también es cierto que las carreras son mucho más temprano. El otro día corrí un medio maratón y empezó a las 7 de la mañana. Todavía era de noche. Pregunté por qué son tan temprano y me contestaron que tratan de que las calles estén cortadas el menor tiempo posible. Ya se sabe, en la segunda ciudad más grande del mundo cortar calles puede ser un caos.
Otra forma de olvidar los problemas es pasear. Vivo en un barrio que se llama La Condesa, caracterizada por la gran cantidad de bares y restaurantes y parques. Los fines de semana existe un gran ambiente y, la verdad, me lo paso bien cuando me siento y empiezo a observar a la gente que pasa a mi alrededor. El DF es una ciudad muy cosmopolita y puedes ver de todo. En La Condesa, por ejemplo, viven muchos extranjeros (sobre todo franceses). Pero si tuviera que quedarme con una colonia me quedaría con La Roma. Es parecida a La Condesa pero tiene un toque muy diferente. Ayer, por ejemplo, fui caminando por allí con mi música (estuve escuchando a un grupo que se llama Moon Boots) y me gustó el ambiente, las terrazas, las casas, la gente. Me salió una sonrisa y pensé: "algún día, si consigo tener estabilidad en México, quiero vivir aquí".
Y es que una de las cosas que más me ha sorprendido del DF es la gran cantidad de verde que existe en la ciudad. No creía que fuera algo seco, pero tampoco pensé que hubieran tantos bosques, parques, árboles...Lo único malo de la ciudad es la contaminación. La semana pasada, por ejemplo, hubo 3 días seguidos en los que se recomendaba no hacer ejercicio puesto que la tasa de contaminación era muy alta. Lo noto en el color del cielo y, sobre todo, en mi nariz.
Eso sí, al final uno se acostumbra a todo, también a que un taxista te esté contando durante todo el trayecto que es de sitio (significa que tienen un sitio y son más seguros) y que tienen mil y un servicios. O también te acostumbras a ir en bicicleta y hacer lo mismo que hacen los coches, es decir, a no parar en los pasos de peatones o a saltarte semáforos. En Ciudad de México el tiempo es oro. Seguiremos informando.