Si un mexicano o mexicana te dice a las 5 de la tarde de un día cualquiera que todavía no ha comido, es posible que sea cierto. Y es que llevo más de un año en México y todavía me sigo sorprendiendo de los horarios de comida. Puede ocurrir que un sábado desayunes a las 12 de la mañana y comas a las 6 de la tarde y no pasa nada.
Tampoco ocurre nada si vas conduciendo y tienes que incorporarte a una avenida importante y no haces stop porque, si lo haces, es muy probable que estés horas y horas para poder acceder a ella. Lo más curioso de conducir es cuando vas por una avenida donde no están marcados los carriles. En ese momento no sé si reír o llorar.
Hace ya un tiempo que no me asomaba por aquí para contar mis historias. Siempre he tratado de desdramatizar lo que me pasa, de dar a conocer lo que es México desde otra perspectiva. Y no cabe duda que cuando estás en un coche por las calles del DF, lo ves todo de otra manera. No es lo mismo estar de pie en un vagón de metro que estar pendiente de ti y de los demás cuando estás con el volante en la mano. Como curiosidad diré que cuando quieres aparcar, no tienes que poner el interminente derecho o izquierdo (según donde vayas a estacionar) sino los 4 intermitentes. Cuando lo supe, entendí porque antes me pitaban.
Y ya que hablo de pitar, a la gente de la Ciudad de México le gusta, en general, tocar el cláxon. Como ejemplo diré que cuando estás parado con el semáforo en rojo, tienes que tener presente que en el momento en que se ponga en verde, milésimas después de que esté en el color de seguir, alguien te va a pitar. Yo no sé si es una costumbre o es que siempre tienen prisa. Un día lo preguntaré.
Lo que sí sé es que en México me han ocurrido cosas increíbles. La que más es, sin duda, haber conocido a una persona especial, a la más importante. Ella me ha devuelto la alegría y con ella he pasado y estoy pasando los mejores momentos de mi vida. Gracias, Areli. T'estime! Seguiremos informando.