Lo hice. Llevaba días que pasaba por delante y tenía la tentación de entrar, pero no me atrevía. Hasta que ayer lo logré. Es una iglesia pequeña, bonita por fuera y se encuentra en un parque. Siempre había visto que entra y sale gente a la hora que sea. Tuve la curiosidad de hacerlo yo también. Por dentro era sencilla, nada presuntuosa ni cargada. Habían 3 personas más rezando y me senté en el último banco. A los dos minutos decidí pedir un deseo. Espero que se cumpla.
Y es que pedir deseos es algo normal cuando eres emigrante. Deseas que tu experiencia te salga bien, deseas acoplarte a tu nuevo país lo más rápido posible, deseas que la comida te siente bien, deseas encontrar amigos nuevos, deseas encontrar aquello que has estado buscando durante mucho tiempo, deseas comenzar de cero una nueva vida con ilusión y con ganas.
Las mismas ganas que me llevaron un 6 de septiembre de 2012 a venir a México, las mismas ganas que tengo en la actualidad por desarrollarme profesionalmente y por conseguir mis objetivos. Esas ganas no han desaparecido y ahora menos tras conocerla, tras compartir con ella un proyecto de vida y tener unos objetivos comunes. Cuando uno está enamorado, hace todo lo que está en su mano por conseguir lo que quiere con esa persona. Y con ella, con Areli, lo quiero todo.
También quiero entender por qué un mexicano está tan unido a la familia o por qué aprovechan cualquier momento para celebrar cosas. Es muy bonito que así sea porque, al fin y al cabo, uno busca la felicidad permanente. Reunirse con la familia o celebrar cosas con los tuyos es lo mejor que te puede ocurrir.
Sin embargo, creo que nunca me acostumbraré a la policía o, mejor dicho, al momento en el que una patrulla te para. Normalmente, aunque no tengas papeles ni nada, puedes solucionar el tema dando dinero al agente. Aunque también te puede ocurrir que le caigas bien, que se dé cuenta que no eres mexicano, que te pregunte qué haces en el país, a qué te dedicas y que al final te diga: "muy mal la selección española, verdad?" y te deje ir sin necesidad de que le des nada.
Es difícil entender algunas cosas, pero siempre te dicen lo mismo: "así somos en México". Lo importante es dejarse llevar por los acontecimientos, dejarse llevar por todo, tener paciencia y pensar que todo es posible, que todo puede ocurrir. Seguiremos informando.