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Ni solvencia ni credibilidad

España tiene un problema de solvencia y, a su vez, de credibilidad. Estos dos factores han supuesto un golpe muy importante para la economía española. A pesar de la victoria de la derecha en Grecia, la prima de riesgo sigue sin dejar en paz a un país abocado a un segundo rescate. Cuando estudié periodismo, una de las asignaturas era Introducción a la Economía. Tratamos aspectos relacionados con la credibilidad de un país y sus efectos positivos y negativos.

Cierto es que el sistema capitalista ha permitido y permite que un determinado número de personas y empresas se dediquen a especular para ganar dinero, a costa de hundir una determinada economía o país. Pero también es cierto que la falta de credibilidad de un país supone la huida no sólo de capital sino también la no presencia de nuevos inversores.

La credibilidad la podríamos medir en términos no sólo de datos sino también de hechos. Hace pocos meses Mariano Rajoy estaba convencido que España no llegaría a la situación actual. Pero la solvencia y la credibilidad se la gana alguien día a día. Difícilmente un país puede tener la confianza de otros si su presidente no se avanza a los hechos y actúa siempre a posteriori. Tampoco se puede entender que el presidente de un país no aparezca durante toda una semana mientras España se está jugando su futuro a nivel europeo.

Algunos analistas han afirmado que Rajoy actúa como cuando estaba en la oposición. Otros entienden que su técnica de solucionar los problemas dejando pasar el tiempo ya no sirve mientras se está gobernando. Ya comenté que su política de comunicación deja mucho que desear y que es curioso que el PP, un partido que ha entendido que la comunicación es fundamental para conseguir su objetivo, no tenga en cuenta que la credibilidad de un político y de un gobierno pasa inexorablemente por una buena política de comunicación.

El gobierno está mal valorado y su jefe ha sido objeto de burla y reproches a nivel nacional e internacional. Pero parece que Mariano Rajoy sigue sin enterarse. Lo importante sería saber si no se ha dado cuenta porque no tiene capacidad para hacerlo o porque, como bien decía Iñaki Gabilondo, "se está aznarizando". No es posible que la única comparecencia que ha realizado el Presidente del Gobierno durante la semana más dura desde que España está en el euro, haya sido en un acto del PP.

No es la primera vez que Rajoy confunde partido y gobierno. Y no es la primera vez que aparece sin conseguir que España salga reforzada. Aunque me repita, me sorprende que nadie de su absoluta confianza le indique que tiene que intentar ser más creíble o, al menos parecerlo. Un país que está en el ojo del huracán necesita un gobierno fuerte y un presidente a la altura de las circunstancias. ¿Lo tenemos?

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