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Ciudad de México y sus pequeñas historias

Empiezo a escribir estas palabras con un poco de cabreo. Ya se me pasará. La cuestión es que hoy quedé con un chico para que me enseñara una habitación. Cuando llegué a la dirección indicada, llamé por teléfono para comprobar que, efectivamente, no me había equivocado y la sorpresa fue que el chico me dijo que no se encontraba en el apartamento puesto que había tenido que salir a trabajar y que se le había olvidado la cita. Mi respuesta fue que podría haberme avisado; me contestó que lo sentía mucho y que no lo hizo queriendo. Faltaría más, le dije. Y así acabó esta conversación surrealista.

Sin embargo, fue un viaje divertido. Por el camino me encontré con chicas con unos tacones de dos palmos de alto (no exagero) andando como un pato, con dificultades y perdiendo el equilibrio, pero allí estaban ellas andando orgullosas. Me dieron ganas de decirles que se quitaran los zapatos y fueran con unos de suela plana o que fueran descalzas. Sufrí por ellas.

También pude comprobar lo que es que un conductor de autobús vaya despacio. Hasta hoy no lo había vivido. Fue una sensación maravillosa, muy parecida a la que tienes cuando no estás pensando en nada y te dejas llevar por los acontecimientos. El señor conducía tranquilo, sin prisas, sin agobios, sin estrés. Estuve a punto de no bajar y seguir allí sentado.

El viaje también dio para que conociera nuevas rutas por la ciudad y para verla desde otra perspectiva. Parece mentira lo que puede cambiar una ciudad si la ves con los pies en el suelo o sentado en el transporte público. Hoy pude ver que muchas personas aprovechan los semáforos en rojo para acabar de arreglarse, para comprar alguna comida que vendan en la calle, para hacer cara de tener prisa y estar esperando que salga el verde y acelerar rápido o para enfadarse porque una persona cruza la calle y él no puede pasar.

Pronto voy a hacer 5 meses en Ciudad de México y todavía no estoy acostumbrado a ella. Sin embargo, cada día tengo más respuestas a la hora de afrontar una situación que desconozco. Creo que la clave es dar la sensación de que la controlas a pesar de que no sea verdad. En ningún momento me he sentido observado ni extraño. Se nota que los mexicanos están acostumbrados a recibir gente de otros países.

Eso sí, se sorprenden cuando les hablo de la corrupción en España. Lo primero que me dicen es: "el problema que tienen ustedes es que para vosotros es algo nuevo. Acá ya estamos acostumbrados a eso". Ante esta respuesta prefiero no decir nada puesto que tienen razón. Sin embargo, me sigo indignando por lo que leo y escucho. Tengo claro que soy una consecuencia de todo lo que está ocurriendo en España, pero no van a conseguir que me derrumba.

Y, sí, sigo corriendo. Seguramente pensaréis que tengo una vida aburrida, pero la gente que corre me va a entender cuando diga que hacer deporte, correr es una forma de vida. Ayer tuve una situación embarazosa puesto que una furgoneta casi me atropelló. Iba corriendo al lado del bordillo y, de repente, vi que una furgoneta iba casi a mi ritmo con intención de hacerse a un lado y parar. No sé si el señor controlaba la situación pero, de repente, me vi la furgoneta encima. Cuando le dije que qué estaba haciendo, el conductor me contestó: "tranquilo, amigo...está controlado". Yo no lo tenía tan claro.

Y es que aquí eres amigo de todos. Es la coletilla que utilizan muchos mexicanos para tratar de venderte algo, para saludarte o para contestarte. Me siento extraño cuando me lo dicen, puesto que hace tiempo que no veo a mis amigos y los echo de menos. Por lo menos sé que me tienen presente, que se acuerdan de mí. Así como mi pareja y mi familia. Desde aquí les mando un fuerte abrazo y les digo que estén tranquilos porque voy a seguir luchando por un futuro digno. Seguiremos informando.



1 comentario:

  1. Soy fan de tu blog! trato de meterme cada semana para ver si tienes actualizaciones. Y es que leyéndote conozco mas de la gente que habita en el Centro de México, que OJO, no representan a todos los mexicanos!, y es que es cierto, yo en verano estuve un mes de vacaciones en el DF (Colonia del Valle fue mi segundo hogar) y la gente era muy distinta a la de mi región, Sinaloa, al noroeste del país, yo siempre he dicho, el centro de México es Madrid, el noroeste Catalunya, somos como un país aparte diferente al centro, y sufrí mucho con la gente! y es que vivir en un área de mas de 30 millones de personas DF-EdoMex-Puebla-Hidalgo... quien no se estresaria! pero mis respetos para ti! si para mi que vivo en este país fue difícil y en un mes... ahora para ti en 5 meses y desde Valencia. Felicidades por el tan buen blog y éxitos :)

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