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Y con julio llegaron las lluvias en Ciudad de México

Llegados a julio las lluvias han hecho acto de presencia en Ciudad de México. Normalmente lo suele hacer por las tardes. Da igual que te levantes con sol, con el mejor día del año. Posiblemente, a partir de las 4 de la tarde, el cielo se hará oscuro y empezará a llover sin parar. Esto significa que he cambiado el horario de entrenamiento para el Maratón de Berlín. Ahora entreno por las mañanas, aunque he tenido que bajar la carga porque ando jodido de los isquiotibiales.

No puedo decir que julio haya empezado bien puesto que me largaron del trabajo porque no tenía papeles y por una falta grave que no he cometido. Cuando me lo dijeron no sabía qué responder puesto que llevo 7 meses reclamando que me tramiten mis papeles y puesto que esa falta grave que dicen que cometí es mentira (acordamos que desde junio ya no haría más cosas para la marca por la que trabajaba). Lo más fuerte de todo ya no es que no me hayan pagado la liquidación y su abogado me haya amenazado con deportarme; lo más fuerte es que la persona que ha hecho todo esto es español. Sin embargo, no creo que nadie consiga humillarme ni bajar los brazos. Tomé la decisión de venir a México y aquí estoy, luchando cada día por mejorar mi situación y por adaptarme a un país que no tiene la culpa de que haya malas personas.

Ahora bien, todo no es malo por aquí. Por ejemplo, uno de los momentos más relajados es cuando voy al supermercado. Cuando entro me siento libre. Suele ser un espacio grande, con mucha gente, con productos grandes, con mucho dónde elegir. Es un momento para olvidarme de todo, para observar lo que hace la gente mientras compra, para ver cómo la cajera prácticamente ni me mira a la cara y actúa como un robot, para comprobar que el queso manchego o el jamón serrano están siempre o casi siempre envasados...

También es momento para recordar que es difícil beberte un gin tonic en Ciudad de México, que es difícil entender por qué un chico tiene que abrir la puerta a una chica o que siempre encontrarás cola en los bancos. Tampoco hay que olvidar qué pienso cuando un taxista me dice que si soy de Valencia es que soy de la Madre Patria o del Primer Mundo o cuando me preguntan consternados si es verdad que la crisis es tan fuerte como parece.

Pero lo más sorprendente que me ha ocurrido en los últimos días fue que me dijeran que me parecía a Alejandro Sanz. No supe qué decir. Bueno, sí, que creía que no. Lo importante no es si me parezco a alguien o si tengo dobles por ahí; lo importante es saber que, a pesar de que haya gente que no te conozca te anima, te hace ver las cosas de otra manera, te hace sentir tranquilo contigo mismo. Por eso, a pesar de las dificultades, a pesar de que sigo sin papeles, a pesar de que me han tratado muy mal en mi anterior trabajo, digo en voz alta que siempre voy a tener la cabeza alta. Desde aquí quiero agradecer a tantos y tantos amigos, compañeros y conocidos que me animan día a día sin nada a cambio. Seguiremos informando.

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